Esta es una historia que empieza, como tantas otras, descorchando una botella. Vinorte es la casa de César Martín e Iria Lado, un valenciano apasionado por el vino y una gallega enamorada de sus raíces, que brindaron juntos por primera vez con un Riesling del 94, en el Asador O’Pazo de Padrón (A Coruña). A partir de ahí, el resto de una vida en común y el proyecto, ya consolidado, de poner en marcha un bar de vinos enxebre -auténtico, de verdad- en el centro de Valencia. Situado en el número 10 de la calle Cervantes, hablamos de un establecimiento especializado donde encontrar etiquetas exclusivas y más de 60 referencias por copas, en constante rotación. Pero al mismo tiempo, constituye una casa donde te llaman por tu nombre y conocen tus preferencias, para que puedas beber amodiño -sin prisas, apreciando cada instante-.
Las palabras en gallego se preservan para no perder la brújula que apunta hacia el Norte, que está presente tanto en la decoración del espacio, como en esa cálida costumbre de reunirse alrededor de una buena botella. «Quiero que se transmita el amor que tengo por mi tierra, porque realmente Galicia es una gran desconocida», explica Iria, y de ahí las múltiples referencias a través de la selección de vinos, quesos o conservas. Y es que la oferta líquida se marida, sin pretensión de ser un restaurante, con una cuidada selección de tapas, laterío y chacinería. De este modo, es el lugar idóneo para celebrar una ocasión especial de forma desenfadada, o cuando apetece una escapada por el centro al salir del trabajo. Y a sabiendas de que César e Iria te harán sentir en familia: la pareja vive en el mismo edificio y, por este motivo, sienten a los clientes como amigos que les visitan.
Tres años transcurrieron desde que Vinorte se gestó como idea y germinó como realidad. César e Iria se habían formado en Dirección de Hoteles, por lo que su salto al sector de la restauración fue, principalmente, una cuestión de romanticismo hacia el vino. «Queríamos crear el lugar al que siempre habríamos deseado ir», explican los propietarios. Una vez adoptada la decisión, prefirieron instalarse en València, donde los padres de César habían regentado el popular Restaurante Norte, y disponían de un espacio adecuado para llevar a cabo el proyecto. Así fue como, en julio de 2022, este particular templo de culto al vino desplegó sus puertas en la ciudad.
Si algo distingue a Vinorte es el cariño en la confección de la carta de bebidas: más de 500 referencias, sin contar los fuera de carta, y ambición por que el inventario crezca cada día. Se prodigan los vinos de añada, algunos conservados de la bodega histórica de los padres de César, quienes le inculcaron el amor por la bebida. También hay generosos muy viejos, tanto de Jérez como de Montilla-Moriles, como joya enológica de la casa y camino por abrir entre el comensal. Blancos secos de Galicia, variedad de vinos dulces, paseos por toda Europa e, incluso, avistamientos en otros continentes. El cliente bien se puede encontrar un Kracher Trockenbeerenauslese austríaco, que un Afincado Tardío 2004, elaborado a partir de Petit Manseng, de la bodega argentina Terrazas de los Andes. “Ampliamos horizontes hacia el Nuevo Mundo, pero aún queda mucha historia que contar en Europa”, afirma César.
La brújula que apunta al Norte
La morriña, entendida como nostalgia, guía el camino de César e Iria, que ni por un instante se olvidan del espíritu norteño. De hecho, tratan de importar esa costumbre de compartir un vino en familia, con la pareja o los amigos ante cualquier circunstancia de la vida. Según cuentan, en Galicia, existe la costumbre de realizar rutas del vino los fines de semana o formar parte de sociedades gastronómicas con afición por esta bebida. Y piensan que Valencia puede palpitar con el mismo ritmo, por lo que buscan convertirse en un lugar diferente, donde no solo se vaya a disfrutar de la bebida, sino a aprender.
Con este fin, el restaurante pone en marcha su Club Norteño, al que puede adscribirse cualquiera que visite el establecimiento o la página web, la cual presenta una imagen renovada. Un club para quienes también tienen una brújula que apunta hacia la pasión por el vino, tanto da que sean amantes de larga trayectoria, o aficionados con curiosidad por aprender. Mediante la adhesión a esta agrupación, recibirán actualizaciones sobre las novedades del establecimiento, no solo en forma de nuevas referencias de vino, sino también a través de anuncios sobre el programa de eventos que el espacio está a punto de poner en marcha. Incluirá catas, charlas y muchas más actividades, para la puesta en valor de esta bebida que, por suerte, implicarán el descorche de botellas de manera recurrente.
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