El destino, los viajes pero sobre todo la cocina unieron a Paula y Manuel, propietarios del restaurante La Boibella en la localidad valenciana de L’Eliana. Él, cocinero inquieto y amante de lo “bo” (bueno en valenciano) y ella, licenciada en Bellas Artes y enamorada de todo lo “bello”, forman un tándem perfecto que da como resultado un lugar donde el buen comer y el encanto del espacio son las señas de identidad de este joven negocio.
Paula, empleada en una editorial de Nueva York, no hubiese pensado nunca que su destino iba a desembocar en la sala de un restaurante. Y es que fue hace año y medio cuando decidió junto a su pareja Manuel abrir las puertas de un antiguo asador que les cautivó, tal y como ella misma afirma, nada más verlo. Sus caracteres emprendedores y el amor por la cocina fueron los ingredientes principales para que esta pareja se decidiera a dar un giro a sus vidas e iniciar esta aventura culinaria. Paula aporta creatividad, gusto en los detalles y sobre todo un trato amable y cercano a los clientes. Manuel, por su parte, imprime su bagaje y experiencia ya que ha recorrido las cocinas de medio mundo y se ha empapado de cada una de las culturas donde ha estado trabajando. Por tanto, La Boibella es un espacio para vivir una auténtica experiencia extrasensorial donde tanto la cocina como cada pequeño detalle te envuelven nada más llegar.
Pero el verdadero encanto reside en el buen producto con el que trabajan. Respetan al máximo la pureza del mismo y por eso las elaboraciones, en la mayoría de los casos, son sencillas pero muy cuidadas. Se hace todo en el momento para sacar el máximo partido a lo que se cocina y disponen de huerto propio donde cultivan todas las verduras y hortalizas que aparecen en carta.
Una carta basada en tapas frías y calientes, típicas de la cocina mediterránea pero con toques vanguardistas que Manuel aporta de cada uno de los países donde ha trabajado. De ahí que, por ejemplo, su mezcla de lechugas con tulipa de maíz, atún y aceite kurbis sea una influencia austriaca y el tataki de atún marinado, aceite de lima y aguacate una mezcla de sabores traída de Asia.
Pero también mantienen ese punto tradicional y tan mediterráneo con propuestas como chipirones y sepionet de playa o pulpo braseado con crema de patata y pimentón. Sin duda, el punto fuerte de su cocina, y que los hace únicos en Valencia, es que las carnes y pescados los cocinan con brasa de sarmiento de vid, lo que aporta una temperatura constante al producto y potencian mucho más el sabor. Por ello, no puedes resistirte a probar su esturión o rodaballo braseado en cuanto a pescados se refiere.
Pero si eres más carnívoro, el embutido, chuletón o solomillo son todo un placer para el paladar. En su menú de mediodía mantienen la esencia de su cocina por lo que siempre contemplan como primero una ensalada, una tosta o un plato caliente a elegir y que cambia a diario. Y como no, un segundo plato de carne o pescado a la brasa o bien una fideuá de la casa que ellos mismo animan a probar porque son especialistas en cocinarlas con mucha personalidad.
Todo esto se completa con los cuatro espacios en los que se divide el restaurante. La bienvenida te la da una gran terraza con vegetación y ambiente acogedor que da paso a una zona de cocteles donde la madera es la protagonista de un mobiliario que han fabricado los propios Manuel y Paula. Pero el plato fuerte es el gran comedor donde poder ver las brasas en directo y que da paso a un coqueto salón privado para la celebración de eventos. Todo ello está decorado bajo la supervisión de Paula que ha conseguido que en tu visita a La Boibella puedas poner en funcionamiento los 5 sentidos, sobre todo por las noches, cuando el cliente disfruta de una experiencia tanto gastronómica como visual y sensorial.
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