RESTAURANTES EN VALENCIA:
Allí donde en la época romana se alzaba un mercado de productos alimentarios, denominado Macellum, se ubica ahora con el mismo nombre el restaurante de un chef valenciano con gran proyección gastronómica: Alejandro Platero. Un espacio en pleno corazón del casco histórico de Valencia donde convergen tradición y modernidad a golpe de ladrillo y sabores.
Con tan sólo 22 años empezó su imparable carrera en el mundo de la restauración. Primero como camarero y posteriormente como jefe de sala y de cocina, bases en las que se inició para emprender su andadura en el mundo empresarial. Su abuela y su madre fueron las que le inculcaron el amor por la cocina y las primeras que le dejaron trastear al frente de los fogones. Cinco locales propios han precedido a Macel·lum y el último de ellos, Mulandhara, fue el que le valió el reconocimiento del sector y le impulsó a buscar un espacio más céntrico donde poder crecer y seguir aprendiendo.
Platero es un chef autodidacta, su formación, académicamente hablando, ha sido corta pero las largas jornadas de trabajo, los libros y las ganas de superarse han suplido este corto expediente académico. Algo que no ha interferido en absoluto a la hora de ganarse el aplauso y respeto de sus compañeros de profesión, gracias a una buena cocina de producto, de influencias latinoamericanas y de Oriente pero con base clásica y de esmeradas combinaciones donde nada utiliza al azar.
Alejandro es un fanático del pescado, que sabe trabajar a la perfección, tanto que en sus menús degustación sólo incluye un plato de carne. Unos menús de precios asequibles para lo que incorporan y que son una incógnita para los clientes que, sin pensarlo, se dejan guiar por el saber hacer del chef. A él le gusta sorprenderles aunque bien es cierto que hay clásicos en la carta que siempre son muy demandados como la ‘yema de huevo con berenjena, mojama y encurtido’, ‘pollo de corral, mostaza y hierbabuena’ o la archiconocida tarta de manzana.
Pero donde Platero realmente se siente cómodo, como buen valenciano, es trabajando los arroces. Considera que es un producto muy agradecido y se atreve con todo tipo de combinaciones aunque siempre es fiel a 2 variedades: la tipo Senia, con el arroz J. Sendra, y el arroz Albufera. Con este ingrediente, tan de la tierra, es capaz de elaborar hasta 6 platos distintos diariamente entre los que cabe destacar el ‘arroz de ropa vieja, canela y limón’, inspirado en una antigua receta familiar, y el ‘arroz morcilla blanca, careta de cerdo y espárragos trigueros’. Un secreto confesable en la preparación de cualquiera de ellos es utilizar un buen e intenso fondo siempre sometido a una reducción larga.
Es fácil si vas a Macel·lum que te encuentres a Platero atendiendo las mesas. Le gusta el trato directo con el cliente y su pequeño pero acogedor espacio le brinda la oportunidad idónea para hacerlo. Es un cocinero cercano, valiente, con los pies en el suelo, sensato y sabedor de que todavía le queda un largo camino por recorrer. Junto a él, y detrás de todos sus proyectos, está siempre su mujer, Raquel Bernal, sommelier y jefa de sala, que, con su saber hacer y trabajo, hace honor al refrán popular que reza “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”. Raquel, como el propio Alejandro reconoce, es su mitad y a ella le debe el éxito que hoy por hoy tiene Macel·lum.
Si bien es cierto que la cocina de este joven restaurante está considerada como una de las mejores de la ciudad, su cuidado interiorismo tampoco pasa desapercibido. La calidez de la iluminación y su acertado y moderno diseño han conseguido dotar al lugar de la combinación perfecta entre vanguardia e historia. Nada más cruzar el umbral de su puerta, te da la bienvenida una pequeña barra donde poder degustar alguna de sus renombradas tapas como el ‘bocadito crujiente de camarones con gamba blanca de Cullera’. Los techos con bigas de madera, el ladrillo caravista, elementos a base de hierro forjado y los azulejos hidráulicos son los protagonistas de una decoración exquisita tanto en la sala principal, con capacidad para 25 personas, como en su reservado, situado en el altillo de este restaurante de pura esencia y producto.
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